Vivir tratando de planificar lo menos posible, de agarrarse a las menos seguridades, para poder confiar cada vez mas en la vida. Dejarle a ella que venga como venga, que sea ella quien nos proponga. Tratar de hacer las menos preparaciones y reparaciones en lo que acontece, practicar la aceptación que nos permita disfrutar más y mejor. Asumir con total sinceridad y descubrir que mecanismos internos están bloqueando el Sentir, y el Gozar. En cambio, lo habitual que encontramos es que nos proponemos casi constantemente desafíos que nos dan trabajo, que nos tensan. Volver, en fin, a tratarnos con inocencia, dulzura y amabilidad. Reconocer como no necesarios la exigencia y el perfeccionismo. Y después, hacer lo mismo con los otros. Se requiere escucha con uno mismo, para reconocer con claridad desde donde nos surgen la toma de decisiones sobre los asuntos importantes en la vida. Llegar a vislumbrar los programas inconscientes que gobiernan el pilotaje de nuestra vida. Mirar