Viajes y Aromas, cantando a la Diosa
Somos andariegos, viajeros que caminamos por las rutas de la vida. Tras las dificultades y austeridades al atravesar ‘nuestros desiertos’ necesitamos llegar a un oasis. Este hermoso lugar está afuera y también adentro nuestro. Nos permite calmar nuestra sed: de agua, de conocimiento, de éxitos… En él también hallamos un cobijo a la sombra, que nos protege del sol abrasador, de las experiencias duras o incómodas. Por último, un oasis es un espacio de encuentro donde también podemos dejar atrás nuestra soledad de peregrino, y por unos momentos abrirnos al gozo de compartir con otros viajeros. Contarnos historias, intercambiar provisiones, celebrar fiestas, acordar negocios.
Reponemos fuerzas y nos preparamos para reanudar nuestra marcha. Encontramos de nuevo la serenidad perdida y la alegría de vivir. Quién sabe si también ese silencio que nos conecta con la esencia de esta vida: el cambio continuo e incierto. Desde ese silencio podemos sentir, palpar, oler la vida. Son sus infinitos aromas que nos hacen disfrutar las pequeñas cosas.
También nos permiten dotar de sentido a nuestras experiencias, cual mojones kilométricos en la carretera. Así llegamos a saber cuándo escalamos una montaña solitaria, y cuando descendemos por un valle poblado. Esos ‘hitos’ nos definen y otorgan una aparente seguridad, para poder alternar en nuestros paisajes vitales bosques frondosos con áridas mesetas, ríos tumultuosos de montaña con lagos serenos; así como oscilar entre fases de construcción y crecimiento con otras de erosión y mengua… como la propia vida: nada menos, nada más.
Uno se preguntará qué puede quedar que nos dé sentido a nuestra vida en medio de tantos ‘viajes’ y tanta incertidumbre. Alguien dirá la belleza; otro contestará la música, un tercero, el gozo y, por qué no, también el dolor, su hermano gemelo. A mí me gusta afirmar que vivimos dentro de una infinita tela de araña cósmica, que cual abuela sabia, conecta ente sí todas las cosas, las personas, el tiempo irreal, el espacio… y también el destino.
Esa tela de araña cuando se empieza a vivir con suficiente consciencia, nos trae aceptación en los tragos amargos, creatividad cálida y, sobre todo, un remanso de la Paz que somos. Caminamos entonces por ella con belleza, sabedores de nuestra insignificancia, al tiempo que orgullosos de tejer ese brillante hilo de seda que llamamos vida.
Deja de perseguir fantasías, los ideales que complican la realidad por no aceptar ‘lo que es’. Deja de luchar viajero, olvida tus faenas y goza de los sentidos, tu viaje ha llegado a buen destino. En este puerto mécete en el primigenio vientre de la Diosa. Siempre ella estuvo ahí.
Hola bienvenidas y bienvenidos! Es una gran satisfacción alumbrar este blog, esta nueva navegación. Su hermano mayor le abrió camino con decisión y valentía (ver 8calderos.blogspot.com). Ahora, ella, sí ella, dulce como la caña de azúcar y vistosa como la seda, sale en su andadura al mundo y le canta. Arrobadora, misteriosa y cálida, muy cálida.. os queremos
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