Biocultura 2014: Ecología, consumismo, vida y cambio
Esta Biocultura ha supuesto para mí el cierre de una etapa de 5 años, y esto en varios sentidos. Primero, finaliza mi colaboración con un hermoso proyecto al que estoy agradecido, y que sigue nutriendo mi salud diaria a través de alimentos ecológicos de primera calidad (ver oro-andes.com). Al tiempo, y coincidiendo, como es habitual en mi vida, con cambios en el mes de Noviembre, quedan atrás diferentes aspiraciones profesionales que he compatibilizado con mi trabajo de educador de menores por cuenta ajena.
Esta ha sido una biocultura donde he mezclado el trabajo intenso de venta durante 5 días en el IFEMA con la experiencia personal de disfrutar comprando en diferentes stands (calzado ergonómico -ver http://www.apeupla.es- , aromaterapia, masajes, superalimentos..). Una vez más, y es la 30ª feria de biocultura, evidenciamos como el sector ecológico crece en España, no exento de sus contradicciones consumistas de esta sociedad postmoderna que quiere incorporar la ecología sin prescindir de las comodidades capitalistas.
Esta paradoja la observamos, por ejemplo, en toda la basura que se genera durante la misma feria, y como ni público ni vendedores son capaces de eliminar residuos en contenedores separados. Tampoco la organización ha sido competente hasta ahora para solucionar esto. En cualquier caso, la vida intensa de biocultura, desde el montaje de stands el miércoles a la mañana, hasta su frenético final cerca de la medianoche del domingo, ocurre a toda prisa cual el paso de los titiriteros de antaño por los pueblos.
Aquí, la luz de las candilejas que ilumina la breve vida de una obra teatral, es sustituida por los focos intensos de los stands, auténticos escenarios donde se trata de vender lo más posible, no sólo para recuperar la fuerte inversión para poder estar aquí, sino también para 'sembrar' multitud de nuevos clientes a los que fidelizar al negocio de cada uno.
Escrito así puede sonar deshumanizador, y sin embargo, también la feria es un bello lugar para reencontrarse con viejos conocidos y buenos amigos. También, si uno logra permanecer centrado en medio del vendaval, podrá encontrar productos y servicios que le ayuden a mejorar la calidad de su vida. En este sentido, la feria se comporta como la propia vida, que nos muestra sus luces y sus sombras, es cuestión de saber elegir y de permanecer despierto.
Los pabellones del recinto ferial parecieran experimentos diseñados para recrear el sueño de alguna mente lúcida o enferma, en el fondo esto da igual; y durante unos días este sueño cobra vida propia, tal vez gracias al anhelo que muchos miles de personas tienen en esa breve visita de poder ir en pos de un cacho de felicidad.
Para acabar este post, me viene a la memoria que mi primera feria fue alrededor del acontecimiento de la muerte de mi padre, un también mes de noviembre hace 25 años. Definitivamente, la bio-cultura va íntimamente ligada a la muerte, y nos confirma en la certeza de que sólo permanece lo que se transforma. De hecho por eso necesitamos soñar cada noche, cuando visitamos durante unas horas el oscuro, numinoso reino del submundo, que nos permite renacer cada nuevo amanecer y seguir viviendo en el mundo medio.
Según la medicina de los animales de los nativoamericanos (ver animales-de-poder) la mariposa es transformación y el lagarto sueño, y curiosamente ambos animales en este momento presente flanquean el umbral de nuestra casa (esto un guiño a mi subpersonalidad fengshui). Pero de animales y sus medicinas ya os hablaré otro día cuando ellos lo reclamen. De momento, descansemos del atracón de la biocultura, y yo usaré mis calzados nuevos. Ya veremos a donde me conduce su caminar..
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Esta paradoja la observamos, por ejemplo, en toda la basura que se genera durante la misma feria, y como ni público ni vendedores son capaces de eliminar residuos en contenedores separados. Tampoco la organización ha sido competente hasta ahora para solucionar esto. En cualquier caso, la vida intensa de biocultura, desde el montaje de stands el miércoles a la mañana, hasta su frenético final cerca de la medianoche del domingo, ocurre a toda prisa cual el paso de los titiriteros de antaño por los pueblos.
Aquí, la luz de las candilejas que ilumina la breve vida de una obra teatral, es sustituida por los focos intensos de los stands, auténticos escenarios donde se trata de vender lo más posible, no sólo para recuperar la fuerte inversión para poder estar aquí, sino también para 'sembrar' multitud de nuevos clientes a los que fidelizar al negocio de cada uno.
Escrito así puede sonar deshumanizador, y sin embargo, también la feria es un bello lugar para reencontrarse con viejos conocidos y buenos amigos. También, si uno logra permanecer centrado en medio del vendaval, podrá encontrar productos y servicios que le ayuden a mejorar la calidad de su vida. En este sentido, la feria se comporta como la propia vida, que nos muestra sus luces y sus sombras, es cuestión de saber elegir y de permanecer despierto.
Los pabellones del recinto ferial parecieran experimentos diseñados para recrear el sueño de alguna mente lúcida o enferma, en el fondo esto da igual; y durante unos días este sueño cobra vida propia, tal vez gracias al anhelo que muchos miles de personas tienen en esa breve visita de poder ir en pos de un cacho de felicidad.
Para acabar este post, me viene a la memoria que mi primera feria fue alrededor del acontecimiento de la muerte de mi padre, un también mes de noviembre hace 25 años. Definitivamente, la bio-cultura va íntimamente ligada a la muerte, y nos confirma en la certeza de que sólo permanece lo que se transforma. De hecho por eso necesitamos soñar cada noche, cuando visitamos durante unas horas el oscuro, numinoso reino del submundo, que nos permite renacer cada nuevo amanecer y seguir viviendo en el mundo medio.
Según la medicina de los animales de los nativoamericanos (ver animales-de-poder) la mariposa es transformación y el lagarto sueño, y curiosamente ambos animales en este momento presente flanquean el umbral de nuestra casa (esto un guiño a mi subpersonalidad fengshui). Pero de animales y sus medicinas ya os hablaré otro día cuando ellos lo reclamen. De momento, descansemos del atracón de la biocultura, y yo usaré mis calzados nuevos. Ya veremos a donde me conduce su caminar..
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