Solucionamos lo que nos preocupa con el 'espíritu' de la navidad?
El lector se preguntará qué es lo que nos preocupa, además de la tan repetida crisis, que uno ya no sabe bien qué es. Bueno sí, están esos miles de refugiados rechazados a las puertas de la ‘vieja Europa’, cual ciudadanos de 3ª que tanto nos incomodan. También nos sobrevuela amenazante el temor comprensible a que a uno le estalle un ‘paquete yihadista’. Estas cosas no nos agradan, si pudiéramos las borraríamos del mapa de un plumazo.
Nosotros los españoles nos recordamos a menudo
lo solidarios que somos, pero cuando llegan estas ‘fechas señaladas’, nos
lanzamos a las calles a adquirir regalos (a menudo poco útiles), que han sido
creados en su mayoría en lejanos países por masas de trabajadores oprimidos; pero
como ellos viven lejos, … lo pasamos por alto, pues no nos duele.
Tal vez, sea difícil cambiar algo significativo
a nivel internacional. Para tales menesteres seguiremos confiando en la clase
política, que para eso votamos cada 4 años, y luego sólo esperamos a que se
equivoquen y nosotros a quejarnos… En su lugar, estaría bien plantearse
implicarse en sencillas acciones cercanas: en nuestro barrio, con los colectivos
artísticos locales, con las ampas, con… puedes elegir tu opción, que será bien
recibida.
Cabe la posibilidad de redescubrir a nuestros
vecinos, tratarlos más de cerca primero, y después, cuidarnos mutuamente. En
San Martín de Valdeiglesias y alrededores, la Asociación cultural y social
Metakuyase (que significa ‘por todas nuestras relaciones’) pone su granito de
arena lanzando todos los meses varias propuestas de interés para todos los
públicos.
En esta labor colaboramos con otros proyectos, como el Centro de
terapias Adauro o el Círculo de Creadores, y juntos tratamos de ofrecer
espacios familiares de diversión y entretenimiento.
Cualquier propuesta es buena para practicar valores,
educarnos junto a nuestros hijos y mayores (no pensar que ya lo sabemos todo).
Para ello, abramos nuestra mente con flexibilidad y pongamos más ganas que
pegas. Al apoyar las iniciativas locales estamos dando uno de los primeros
pasos para reformar esta sociedad, desde abajo y desde adentro.
Colaboremos con experiencias sociales en
nuestros ratos de ocio. Estaremos enriqueciéndonos en el trato con otras
gentes, aprendiendo a escuchar y dar nuestra opinión, a compartir talentos
(aunque no nos los paguen) y a aprender otros nuevos, a ser capaces de sacar
algo adelante con trabajo grupal, como si fuéramos nuestro equipo deportivo
favorito, donde tod@s suman.
Sólo así, cuando vivimos de cerca otras circunstancias
distintas a las habituales, empezamos a conocer nuestra sociedad por dentro.
Adquirimos voluntariamente un compromiso,
y empezamos a ‘olisquear’ que sí, que claro que ‘se puede’. Dejamos de creernos
los mensajes trillados de los medios de comunicación, lanzados con la intención de paralizarnos desde el
pesimismo y el miedo.
Entonces uno se sacude los tópicos de la
cabeza, se anima a probar cosas nuevas: un día cualquiera participa en un
mercadillo de juegos (donde se intercambian objetos y actividades creativas sin
dinero, para pasar un par de horas entrañables y muy divertidas) o en una
estupenda velada de cuentacuentos animada por improvisaciones musicales de
fondo. Cuando vuelves a casa, te das cuenta de lo bien que te sientes y eso:
¡sin salir de tu pueblo!
Y puede que así un día te animes a dedicar
parte de tu tiempo a formar parte activa de ese cambio social que está ocurriendo. Atraes tus viejos sueños al presente, participando
junto a otras personas, antes sólo simples desconocidas y ahora gentes cercanas
a tu persona y a tu corazón.
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