Celebrando de corazón el verano entre amigos

Ayer disfrutamos en casa de una hermosa velada, en compañía de gente más bella aún. La excusa era quedar a contar cuentos a la que inaugurábamos nuestra pérgola y el cerramiento de la terraza y, de paso, que nuestro grupo de cuentacuentos de los miércoles practicara con público.


 Con todo, fue el encuentro de amistades y también de 'desconocidos' que se animaron a venir, lo que realmente importó. Una feliz experiencia de gozo y de amor compartidos, donde hubo mucho arte. Hasta las ranas del estanque no se achicaron; en muchos momentos de la velada se vinieron arriba, y fueron sonoras protagonistas del evento. Y también ellas, entretuvieron a niñ@s y no tan niños, como luego más tarde haría Mario, el brillante mago.

  Cuando cerca de las 4:00 a.m., tras recoger el espacio cerrábamos el día, se respiraba la plenitud tranquila que inundaba el lugar. Después de dos años de cambios, que iniciamos allá por Samhain de 2014, cuando quitamos los lilos para abrir el espacio, y las obras del pasado año, el rincón del suroeste del jardín (la tierra receptiva del compartir según feng shui) exhalaba ayer un aroma fecundo y nutricio al tiempo.




  


  No pude dejar de pensar que, siete años antes, cuando casi por estas mismas fechas celebramos con la gente que nos ayudó en la reforma de la casa, las 23 personas que nos acompañaron ahora, no estaban entonces en aquel también feliz suceso. ¡Cuántos cambios y buenas sorpresas te trae la vida! ..Si se lo permites.  Los halagos recibidos con sinceridad ayer por la belleza del jardín donde vivimos, nos hace ver que la intención, sentida y querida, de sembrar hace 11 años  aquí un 'oasis' de belleza y paz, se está manifestando con creces.














    

   Y también aquellas cualidades de 'nuestra primera bandera de bienvenida', pintada sobre redonda piedra, que hace unos meses emigró como regalo a una casa amiga, pululan y cantan por doquier en casa, y.. también cuentan historias. Aventura, Juego, Amigabilidad, Silencio y Confianza siguen cabalgando juntas, y nos inspiran a disfrutar de la vida junto a las personas que están cerca cada momento.

  Desde aquí agradecer la compañía de bellas y olorosas salvias, lavandas, romeros, santolinas, hierbaluisas, milenramas, geranios limón, melisas, mentas, hierbabuenas, rudas, albahacas, tomillos, oréganos, que ahora en junio transforman el jardín en abundante vergel de sensaciones que se entrelazan juguetonas, inundando el espacio, al tiempo que nos reconfortan el cuerpo, y nos cantan al alma con la magia del verano.

  Sólo eso, desearos a tod@s un refrescante y cálido verano, lleno de momentos plenos que puedan quedar escritos en la andadura de vuestra vida ahora. Y para cerrar este post, una cita de Eduardo Galeano, la misma con la que abrimos anoche nuestra sin par velada cuentera:

El mundo un mar de fueguitos

   Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

  --El mundo es eso -reveló- un montón de gentes, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

  No hay dos fuegos iguales. hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas.

  Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.


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