Los 9 Aromas: El aroma del Noroeste (8/9)



Juntos, nos marchitamos
en el último esplendor de la belleza
previo al silencio del invierno.

Pétalo a pétalo nos va desnudando
el tiempo que todo lo desnuda
hasta convertirnos en perfume invisible.

Quisiera que la luz de tus ojos
fuera la último que viera
antes de emprender el viaje definitivo.

Dokuso Villalba


REGENERADORA LAVANDA Y SU PAZ AZUL (PARTE 8 DE 9)

El viaje va alcanzando sus últimas etapas. Como la naturaleza al crepúsculo, y en el otoño, ahora nosotros vamos al encuentro del sin fin del tiempo, y nos alejamos del mundo. Vamos llenos de él, muchas han sido las vivencias en este caminar. El mundo nos ha hecho al tiempo más uno mismo y también menos. Cada relación entablada ha supuesto un perderse en el otro, en su juego y sus reglas. Paradójicamente, tras esos laberintos del yo con el tú, hemos crecido, y sin perder la esencia, algo en nosotros ha cambiado.









  El color azulmorado de la lavanda siempre recuerda mares de cielo cuando vemos cimbrearse ondulantes sus macizos floreados en medio del cálido verano. Asimismo, en su aroma penetrante y herbal, notamos algo sutil que favorece el despertar de notas en nuestro interior. Sin esfuerzo alguno, algo anima a despertarse en nosotros y nos lleva lejos.. adentro.

  Comenta la aromaterapeuta Robbi Zeck del aceite esencial de lavanda: "La lavanda calienta el corazón y apacigua las emociones, favoreciendo la conciencia de la necesidad de nutrirse en nuestro viaje por el río de la vida. (..) La lavanda ofrece un refugio los días lluviosos de la vida, favoreciendo un nivel de interrogación profunda sobre lo que realmente necesitas para cuidar verdaderamente de ti. Tal vez siempre estés atento a las necesidades y peticiones de los demás, excluyendo tu propio cuidado emocional y tu bienestar. Imagina lo que sería prestarte atención plena."


  Sólo eso sabemos, nos queda lo vivido. El aroma de una comida exótica, el sonido de un bebé, el viento meciendo las ramas de los árboles en un paseo en buena compañía o en silencio solitario.

  A menudo comentamos lo deprisa o despacio que parece pasar el tiempo: horas, días, años.. las personas queridas vienen y van en ciclos más o menos cortos, e igualmente, los lugares nos acogen con su belleza y fuente de descanso, o nos lanzan a desafíos para transformarlos, aunque al poco tiempo hayamos de abandonarlos para siempre.

  Sólo eso se, que dentro de unas pocas respiraciones más, -aunque se me antojen años- me iré a otro lugar llevándome puestas las experiencias donde me dejé 'tocar' adentro por otro humano, o donde mi compañía pudo inspirar a crecer a otros, si bien a veces también molestó o dañó, aún a mi pesar.

  Eso es lo que sabemos en verdad, lo que compartimos piel con piel, trabajando y disfrutando cerca unos de los otros. En el ocaso de cada día o al comenzar el otoño de nuevo, cuando los días se acortan, la vida se viste con un regusto de madurez que anuncia el final del ciclo, y anticipa la llamada de la extraña muerte.

  Nos puede asustar o sobrecoger, y, sin embargo, la esencia de la vida se mueve en esas subidas y bajadas que acortan días o noches para después aumentarlos, en ciclos de frío y calor, en tantas lunas llenas o nuevas que podremos contemplar a lo largo de una existencia. Podremos eso sí, elegir hallar belleza y poesía, aún en las experiencias más amargas. Y por qué no, encontrar solaz en medio de momentos rigurosos, más ricos de aprendizajes.

  Al final, la vida no se deja limitar por nuestras preferencias. El Viaje nos va devolviendo una visión más total de lo que es, no de lo que queremos que sea. Y eso está bien, si podemos aceptarlo en paz. 





Derechos del texto: 'Aromaterapia para la curación' Robbi Zeck, Ed. Paidotribo




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