47. Alegría serena en un mundo patas arriba
Había pasado un buen rato
escuchando la entrevista de Víctor Brossa a Robert Martínez. Cuando quiso
entrar en su correo y, luego en el blog,
Google le denegó el acceso con argumentos de errores técnicos. No dejó de
parecerle curioso que ocurriera este incidente, ya que anteriormente nunca
había sucedido.
Pensó que podía ser por algún propio ruido
mental fuerte, algún tipo de resonancia atrayendo ese bloqueo en la
comunicación exterior. Pidió ayuda a una amiga para que lo textara, y decidió
darse un tiempo de espera a ver que salía de todo ello. Puede que esta semana, la
anterior al solsticio de invierno –con la esperada conjunción Júpiter Saturno
en acuario que marcaba el inicio de una nueva etapa para la humanidad- empezara
preñada de movimiento nuevo. Se dijo estar especialmente atento a próximos síntomas, hechos distópicos de toda
índole que pudieran presentarse.
Minutos después, le informaron que ni Google
ni YouTube funcionaban, tal vez influyera el eclipse de hoy. Un día para
descansar, relajarse. Bueno para aquietar emociones. Luego, a la tarde
aprovecharía para hablar con su amigo Aníbal Eliseo. Éste le envió hacía tres
días un correo contándole de la edición para primavera del 2021 de sus relatos
escritos en el primer confinamiento. Le pedía su opinión al respecto. Confiaba
en su sensibilidad y agudeza.
Los había leído ya. Había pasado un rato
entretenido. Algunos de ellos le habían arrancado carcajadas. Aníbal había sido
capaz de hilar finas puntadas de humor a partir de escenas cotidianas donde la
gente estaba sufriendo por las restricciones de la pandemia. Una vez más,
pensó, todo era cuestión de la perspectiva donde cada uno elegía situarse para
considerar todo lo que estaba sucediendo en el planeta.
Dejarse llevar por emociones descontroladas,
tan sólo favorecía el victimismo y la falta de discernimiento. Tal vez, estas
respuestas le fueran valiosas a algunas personas, manipulando detrás de las
bambalinas de este escenario social. Pero al individuo medio, no le servía para
mucho. Volviendo a hilar con la entrevista de Víctor Brossa, es mejor que
aprovechemos para enfocar nuestra mente de forma creativa, en la dirección que
apoye nuestras aspiraciones. Las emociones irán detrás de esa misma dirección.
Porque ciertamente, lo fácil a menudo era
dejarse llevar por el abatimiento, el desaliento o cualquier otra forma que
tomara el ruido mental de nuestra mente. El desafío consiste mejor en asumir el
estar plenamente con uno mismo, aceptando los rincones sombríos de la propia
psique. Mirar de frente a esas carencias, desgarros o malformaciones que uno
sienta seguir arrastrando cual fantasma tirando de la pesada cadena. Sentir
todo eso desde la plenitud del Espíritu atemporal que cada uno es. Con total
responsabilidad, y sin una gota de culpa.
Salió a dar una vuelta antes de comer,
acompañado por Benja, su perro –cruce de labrador y pastor belga- de un año de
edad. Le encantaba ver como el animal disfrutaba cada vez que iban a pasear por
el campo cercano a su vivienda. Muestra de la vida en expresión natural: gozo y
libertad. Para qué más.
De eso trataba todo, lo demás era complicarse
la vida. Vio un wasup nuevo en el móvil, era de Aníbal. Lo leyó:
“¿Qué pasa contigo truhán? Te he llamado a
casa para enviarte una prueba de maquetación bien chula que me acaba de pasar
mi amiga Graziella. Cuando vuelvas de airearte por el monte dame un toque. ¡Qué
bien vives, la leche!”
Dionisio Alegre miró hacia el sol de la tarde
y sonrió: Realmente sí. Llevo la vida que quiero, sencilla y llena de pequeños
placeres.
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