23. Desayuno junto al mar (23/50)
Giró la cabeza hacia
un lado para contemplar el rostro dormido de su mujer. Ahora ella estaba en
paz. Habían sido unos días difíciles. Era comprensible; de alguna manera, Rita
se sentía responsable de lo ocurrido a su amiga. Quién lo pudiera haber
imaginado, hacía tan solo cuatro meses, cuando Hermelinda vino a pasar unos
días con ellos las navidades pasadas. Sin embargo, había ocurrido y ahora la
joven estaba en prisión, pendiente de la sentencia de homicidio voluntario.
Miró su reloj, las 5:45h; pronto amanecería.
Necesitaba salir a caminar. Aprovecharía para pasear a ‘Truth beauty’, su nuevo
perro. El cachorro de border collie apenas tenía cinco meses y necesitaba fijar
bien sus rutinas. La alegría que había traído al hogar en febrero, estaba sosteniendo
ahora este momento difícil.
Sin hacer ruido, Amir Mehnane se incorporó,
tomó algo de fruta y, tras calzarse sus deportivas, cogió al perro y juntos, salieron
al exterior de la vivienda. El sonido de la mar cercana le recibió con su
frescor y el característico olor a sal; esto le hizo sentirse muy vivo.
“¡Vamos Truth!” –Exclamó llevado por un
impulso repentino- “Te echo una carrera hasta el final de la playa”. Y salió
corriendo, volviendo la cabeza hacia atrás para comprobar que el animal
aceptaba su juego. Amir corría en la orilla muy cerca del agua. Podía sentir su
corazón latiendo fuerte, generoso. A su lado ‘Beauty’ no paraba de ladrar,
emocionado, contagiándose de la intensidad del momento.
Minutos después paró, tratando de recuperar
el ritmo de su respiración. Jadeaba, pero sentía la mente limpia. Había
olvidado cualquier preocupación. Le vino muy clara la imagen de niño, corriendo
por los prados de afuera de la aldea junto a Abdul. Meses atrás, su amigo había
vuelto a su lugar de nacimiento, dejando Granada, para ocuparse de su familia.
Hacía dos semanas le había llamado; se alegró muchísimo de volver a hablar con
él. Parado ahí solo junto al mar, algo le vino a la cabeza de golpe: La
desgracia de Hermelinda Aquisgrán, el cambio súbito en la vida de su amigo
Abdul, la inestabilidad emocional en la que su esposa se hallaba en estos
momentos… Quién sabe cuántos miles de personas experimentaban en estos momentos
experiencias difíciles, restrictivas o de pérdidas. Ahora, el control casi
policial -desencadenado a primeros de 2020 por la extraña pandemia y tan
prolongada en el tiempo con esos múltiples rebrotes- estaba conduciendo a la sociedad
a un callejón de miedo lleno de desconfianza, y provocando tantas situaciones
de tremenda infelicidad, de sufrimiento.
“Lo fácil en esas circunstancias” –se dijo a
sí mismo- “Es dejar de creer en uno, y perder cualquier esperanza hacia la
vida. Pero todo ello es una gran trampa, un sinsentido de la propia mente del
ser humano. Las llamadas desgracias generan en nosotros una presión que nos
oprime, nos impide respirar, sacándonos de la belleza única e irrepetible de
cada momento presente. Como si hubiera alguna invisible mano negra, enorme y
despiadada, orquestándolo todo detrás de un escenario. Y nosotros, nos
tuviésemos que comportar como actores mediocres, inconscientes alimentando a
esa mano cruel con toda la riada de nuestras emociones negativas fuera de
control.”
Amir se quedó sorprendido con estos
pensamientos lúcidos, borboteando cual geiser a plena erupción. Mirando al mar,
sintió su inmensidad y al mismo tiempo su inocencia. Ese mar, que bañaba todas
las tierras de este bendito planeta, había estado aquí desde mucho antes del
nacimiento de la Humanidad y sus juegos locos. De alguna manera, esta certeza
le devolvió la serenidad, Encaminó sus pasos hacia la casa para despertar a
Rita.
“Bueno, hoy es un día nuevo. Ven ‘Truth
beauty’, empecemos por preparar un sabroso desayuno para todos. Nos lo
merecemos.”
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