27. La magia de compartir (27/50)
Lo sobrellevaba.
Atenazada por esa presión en el pecho, se esforzaba cada día en seguir adelante
y olvidar. Sin embargo, tenía grabada la imagen de su amiga Estefanía llorando,
cuando le llamó contándole la muerte de su tío. Stefi estaba destrozada, llevaba
días sin poder dormir. Le dijo que, en sueños, se le aparecía la cara de su tío
Abel, diciéndole que se encontraba bien y que ella estuviera tranquila. Pero no
podía, la marcha de Abel había abierto un pozo muy hondo en la vida de
Estefanía. Les echaba mucho de menos, a él y a su madre.
Nekane le comprendía. Un curso complicado
éste, faltando mucho a clase; haciendo esfuerzos por recuperar exámenes y
aparentando estar bien para no preocupar a sus padres. No teniendo nadie con
quien poder hablar de verdad. Poder compartir el agobio que había en el mundo
con tanto miedo por el virus y tantas cosas que ya no podían hacer. A veces, en
medio de una clase, su corazón partía a galope, latiendo tan fuerte, como
queriendo salir de su cuerpo. Luego, ayer al volver a casa y tras hacer los deberes
como pudo, se metió en internet para distraerse.
Sin
saber cómo, llegó a un blog cuyo título le llamó la atención: ‘Diario de una joven maga: Autocuidados,
trucos y recetas mágicas en un mundo gris lleno de aristas y alejado de
nuestras curvas femeninas’ por Ananda Llach. A Nekane le hizo acordarse del
músico Lluis Llach, uno de los preferidos de su padre.
Sin saber por qué,
algo en el título le hizo sonreír. Se puso a mirar los últimos post. Encontró
un artículo que leyó con detenimiento. Hablaba de los estados cambiantes que
una muchacha adolescente empieza a sentir cuando empieza a menstruar. Las
emociones se disparan, y oscilan de momentos eufóricos a otros casi depresivos,
donde una no tiene ganas de asomar la cabeza por fuera del edredón de la cama.
No pudo evitar sentirse completamente identificada de lo que le ocurría a ella
a veces durante este último año. También se refería al diagrama lunar, basado
en las cuatro fases de la luna, y su correspondencia con las personalidades
femeninas, a lo largo del ciclo menstrual y de la propia vida: Doncella, Madre,
Hechicera y Bruja o Sabia.
Al final del artículo, al lado de la
subscripción al blog, encontró una etiqueta donde la bloguera ofrecía la
posibilidad de contactar con ella y compartir impresiones. Fue entonces cuando
a Nekane se le encendió una bombilla en su cabecita y se dijo: “Ya está, le voy
a escribir. Así podré contarle a una chica lo que me pasa.”
Después de cenar, y como era viernes, tenía
tiempo de sobra antes de acostarse. La muchacha volvió al blog del diario de la
joven maga. Y comenzó a escribir, abriendo su corazón a alguien que no conocía:
“Hola Ananda, me gusta tu blog. Me llamo
Nekane y pronto cumpliré 14 años. No sé muy bien por qué pero te he elegido
para compartir contigo lo que me está pasando. Confío en que no sea un mal
rollo para ti. Allá voy. Desde que empezó este curso, allá por octubre, lo
estoy pasando bastante mal. Me agobia mucho tener tantas horas la mascarilla
puesta y echo de menos jugar con mis amigas, saltar y abrazarnos como antes. El
ambiente en el cole –y por todos sitios- se ha vuelto frío, desagradable.
Además, una buena amiga, Stefi de Vitoria ha perdido a su tío y lo está pasando
muy mal. Lo ve por las noches y otras cosas raras y está súper agobiada. Me ha
contagiado su pena; me gustaría ayudarla pero no sé como… Bueno creo que por
ahora es suficiente. Me despido. Hasta pronto, Nekane de Donosti.”
A los pocos días le volvió a escribir. Esta
vez le habló de donde vivía y le compartió aficiones. Le dijo a Ananda que
cuando fuera más mayor le gustaría viajar y aprender una profesión independiente
que tuviera que ver con ayudar a los demás.
Cual fue la sorpresa de Nekane que una tarde
al abrir su correo electrónico, se encontró unas líneas de la bloguera:
“Querida amiga, porque creo que puedo
llamarte así. A pesar de la distancia y de algunos años de diferencia, a las
dos nos pasan cosas similares. Te animo a seguirme contando y a que vayas en
pos de tus sueños. La magia verdadera consiste en tener fe y alimentar las cosas que queremos vivir.
Cuando juntamos de corazón la fuerza de nuestro vientre con la cabeza, empieza
a florecer la vida y a cumplirse nuestros deseos. Es más, si algún día más
adelante te apetece, puedes compartir alguna de tus vivencias en el blog.
Seguro que a otras jóvenes les ayudará a sostener mejor estos tiempos difíciles.
Con cariño, un abrazo entre magas. Firmado, Ananda Llach.”
Comentarios
Publicar un comentario